jueves, 22 de julio de 2010

Two lovers

Casi debería autocensurarme y prohibirme hablar de cualquier película en la que actúe Joaquín Phoenix. Advertencia: Niveles de objetividad mínimos. Si protagoniza la publicidad de una crema antihemorroides, es probable que yo la califique como una obra maestra del cinema-verité hiper breve.

Joaquín, antes conocido como Leaf, es la hoja temblorosa de un árbol palpitando bajo una tormenta. No sé si es él o son sus personajes. O tanto él como sus personajes. En este caso, Leonard, un bipolar con una desagradable tendencia a los intentos de suicidio repetitivos. Sabemos desde el primer momento que vamos a sufrir por él (con él, contra él, a través de él) y casi querríamos levantarnos de nuestros aterciopelados sillones y gritarle, decirle que ahí se puede quedar con sus conflictos, que habríamos hecho mucho mejor en escoger una comedia romántica o incluso cine social, lo que sea para no pasar por esto.

Leonard, que estaría perdido en un mundo hostil, que pende del hilo de la devoción incondicional de su madre, debe maniobrar entre el amor de dos mujeres. Tan perdido, tan solo y de repente, tan abrumadoramente deseado, tan enamorado como el adolescente absurdo que sigue viviendo en su cabeza. El amor es un guante. Las mujeres a veces estamos muy locas, nos encaprichamos de la belleza más peligrosa.

El mar para un suicida es la oscura voz que le llama a unirse con el todo, a disolverse en la nada (extremos de un mismo hilo) o el lugar de un extraño renacimiento.


1 comentario:

  1. Mis amigas creen que tengo mal gusto pero yo le amo. Gracias por compartir mis extraños gustos.
    Joaquina

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