lunes, 11 de febrero de 2013

MANUAL DE CAZA Y PESCA PARA CHICAS

Me enteré de la existencia de este libro cuando hice un trabajo sobre "chick lit" para un curso de edición. El filón millonario de la literatura rosa pop me parece un fenómeno digno de estudio: con una estructura simple, rígida y efectiva y unos personajes estereotipados (jefa malvada, mejor amiga, madre pesada, chico malo, chico bueno...) construye una narrativa que conquista a una gran cantidad de lectoras.

El caso es que este libro es citado en los anales de la literatura para chicas como una especie de excepción, como si sólo perteneciese al género a medias. Y en efecto, es una excepción, es bueno. Usa los códigos de género pero los supera. El manejo del lenguaje es sencillo, efectivo, elegante y para empezar, ni siquiera es una novela, es una colección de cuentos que retratan diferentes etapas de la vida de Jane Rosenal.

La construcción de la identidad personal, la búsqueda de una vocación, el aprendizaje del amor, la huida de la soledad, la pérdida, la evolución del amor paterno. Todos estos temas se trenzan en las peripecias vitales de la señorita Rosenal y se aliñan con un saludable sentido del humor. Una neoyorquina pero no a la manera Bradshaw, que batalla con un trabajo que no le gusta, se enamora de un hombre que le dobla la edad, se vuelve a enamorar de otro que va en moto y tiene el psicoanálisis como religión, se vuelve a enamorar... y se de cuenta de que el amor no es un trofeo de caza sino una realidad personal y subjetiva que es distinta cada vez que ocurre el milagro de su existencia.

Melissa Bank construye un personaje con aristas, de una inseguridad tan conmovedora como familiar, que la hace recurrir a un espurio manual para "cazar" al hombre ideal, que da el nombre al libro. Uno de esos Manuales que lo saben todo, que saben con certeza lo que los hombres desean y cómo dárselo, un compendio de  técnicas para avistar, cercar y atrapar; todo ello sin que la presa se percate de la maniobra, aún mejor, que cea que él es el cazador.

En boca de su viejo amante hay una frase preciosa formulada casi a contracorriente que define bien el espíritu del libro:

      - Libertad es otra manera de decir que uno ya no tiene nada que perder (...)

Mi edición es la de Compactos de Anagrama de 2006, la traducción de Susana Contreras, correcta y de lectura fluida.

Una anti-recomendación: Si pueden pasar sin leer el texto de la contra, mejor. Aunque ya somos lectores mayorcitos, tampoco es cuestión de que no dejen que la narración nos depare ni una mínima sorpresa porque en un espacio increíblemente breve han reventado todos los personajes, temas y líneas argumentales del libro.

domingo, 3 de febrero de 2013

EL VIAJERO DEL SIGLO

La biblioteca pública se vuelve un refugio para los malos tiempos. En la de mi barrio conviven estudiantes que muerden con furia la tapa del bolígrafo con la mirada clavada en sus apuntes multicolores, con viejos que vienen a leer la prensa y revistas del corazón y, tal vez, a disfrutar de un buen rato de calefacción gratuita, con inmigrantes que se se conectan a internet y a sus lejanas casas y le dan vida a esas secciones de libros en lenguas raras. Como puede verse, las ratas de biblioteca son de variado pelaje y ralea. Yo soy una de elllas. ¡Orgullo ratil!

Un viernes de este este enero de desasosiego, vagaba por los pasillos de narrativa sin saber a qué hincarle el diente, como una rata atontada en un laberinto de nivel avanzado. Mi ánimo no podría resistir otra novela negra más sin sucumbir a una sobredosis de este duro y agradecido género. Entonces vi su nombre y recordé su voz porque suele hacer breves colaboraciones en un programa de radio que a veces oigo. Andrés Neuman, El viajero del siglo se vino conmigo a casa.

Lo he terminado de leer hace unos días. Lo cerré y no supe decir si me gustaba o no. Es un libro de 531 páginas, o bien me había gustado o soy una obsesiva incapaz de dejar un tostón inacabado. Como tengo un mi armario de lectora unos cuantos cadáveres de clásicos imprescindibles dejados por el camino por culpa del hastío, el dictamen es que sí, me ha gustado. La duda venía de que no lo he devorado con la gula culpable con que me meriendo otras lecturas.

Me gusta su complicada maquinaria, sus diferentes niveles de lectura, que van desde el viaje en el tiempo de la ciencia ficción, la esforzada y documentada novela histórica, hasta los vivaces trazos del relato erótico. ¿Cómo describir esta historia con tantas aristas? Neuman monta su complicado artilugio narrativo en torno a un joven viajero, Hans, que recorre la Alemania del siglo diecinueve y se detiene un poco contra su voluntad en la ciudad de Wandernburgo. Ciudad, que a su vez es otro delicado mecanismo con una configuración que evoca a los territorios borgianos que existen en la bruma de la intermitencia.

Tiene una característica que he detestado en otras novelas: la erudición. La erudición en medio de una historia me resulta irritante, como lectora vaga que soy, me hace pensar que si quisiera un tratado de filosofía, no estaría leyendo lo que me habían vendido como novela. Pero aquí queda bien, cuadra con el aliento y las inquietudes de los personajes, supongo que no es gratuito que la heroína se llame Sophie.

Me costó empezar, al comienzo el ritmo es lento, como las aguas indecisas del Nulte, el raquítico río de Wandernburgo. Poco a poco se van enlazando escenarios, los rostros de los personajes se van fijando en la memoria y te ves navegando con cierta soltura por la historia. Me gustan Álvaro, el expatraido español; el detestable aristócrata Rudi, al que su enamoramiento redime ante nuestros ojos; el organillero y su estupendo perro Franz; las neuróticas señoras Pietzine y Levin; me gusta la rebeldía de Sophie, de Lisa y de Elsa, mujeres descontentas con los estrechos límites de sus vidas.

No es el tipo de historia que se ataca a dentelladas. Hay que tomarse el tiempo de ir encajando las diferentes tramas y el ritmo dispar con el que conviven. Hay incluso una trama invisible, la de la verdadera naturaleza de Hans, de la que sólo recibimos indicios, señales sueltas: su misterioso arcón, su bonete rebelde, sus viajes y su sabiduría en lenguas. Lo mágico es que al final, al menos para mí, la trama invisible tiene tanta consistencia como las otras.

Notas superficiales: Obra ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2009. Portada un poco fea. Simpática foto del autor sonriente, se agradece que evite la pose del mentón apoyado en la mano.

Información interesante:

Blog del autor
Ficha del libro en Alfaguara
Web con poesía del autor (no sé cuán oficial sea):  http://www.amediavoz.com/neuman.htm

Atardecer, domingo, Madrid.



Paso con un poco de miedo junto a la ventana, sé que es la hora del Ángelus, o al menos así la ha llamado siempre mi madre. Esta es la hora que temo, por eso intento no mirar el paisaje fuera. Es inútil, hay algo de goce masoquista que no puedo controlar y me detengo y levanto la cara y abro bien los ojos: una nube de sangre o de luz roja corta el perfil de la ciudad, que atemorizada se queda quieta como una gran bestia aterrada que apenas se atreve a respirar. Doy dos pasos atrás con miedo pero incapaz de apartar la mirada.

 Él, en cambio, de un salto coge la cámara y sale al balcón para apresar esa luz que agoniza. Lo amo, con el amor que sienten los cobardes por los héroes.