sábado, 26 de enero de 2013

CINCO MIL KILÓMETROS POR SEGUNDO



¿Cómo comentar una novela gráfica? La experiencia de leer un buen cómic tiene mucho del orden de lo no transmisible... Hay algo tan delicado, tan personal en el trazo en el que se percibe el movimiento de la mano, en las texturas que el artista ha modelado para contar su historia pero que también se convierten en una casa para el lector.

Desde su portada amarillo limón, que es en realidad una ventana, nos mira una muchacha que lee. Sí, con un ojo lee y con el otro nos mira y hace del gesto de bizquear un arma de seducción sutil pero definitiva.

Como decía la viejísima canción del grupo Mecano "esta es la historia de un amor... todas las flores que te pude comprar... todas las noches sin final...". Manuele Fior demuestra que nunca acabamos de salir de nuestro primer amor,  o bien, que cada historia de amor es otra vez la primera. Aunque la narración es cronológicamente casi lineal, nos envuelve en una sensación de ciclo, de repetición que vuelve sobre sí misma, tal vez porque el amor deja una huella en la memoria que dispara un resorte de reproducción que salta a la primera provocación.

Su primer gran mérito es la construcción de atmósferas, la creación de la luz: la adolescencia italiana amarillo rabioso, el amor nórdico en azul, Egipto en marrón seco con una pincelada naranja, vuelta a la primavera Noruega en rosa, el rostro verde de Egipto de río y fertilidad y una Italia lluviosa en color vino y lila desvaído. Como una nota casual, como un último beso robado, al final nos aguarda otra vez la furiosa luz amarilla.

Esta es la historia de un amor a tres bandas, de esas tensiones entre amor y amistad que se meten debajo de la piel y condicionan nuestra forma de estar juntos o de elegir la soledad. Piero y Lucía son esos jovencitos que se miran a través del patio de su edificio y que nunca dejan de mirarse desde el fondo de sus recuerdos amorosos; Nicola es el tercer vértice del delicado equilibrio que sostiene esta historia, el que mira, que también somos nosotros.

Su segundo acierto fundamental es que logra crear unos personajes que nos interesan, durante el tiempo que habitamos esta casa, la suerte, los amores, la vida de Lucía se nos vuelven fundamentales, deseamos leer en sus ojos y entendemos que nunca deje de aparecerse en los sueños de los que la han querido. Tal vez logro apreciar esta cualidad por contraste porque últimamente he leído algún cómic de buena factura pero con unos personajes tan estudiadamente repulsivos, que en vez de interrogarnos, hacen que pasemos por encima de ellos, galopando hacia el final de una historia que se olvida tan rápido como se cierra el libro.

Obra ganadora, con todo merecimiento del premio Fauve de Oro en el Festival Internacional de Angoulême 2011. Una estupenda edición de sins entido.


Recomiendo esta maravillosa historia a cualquiera que haya amado. O que tenga nostalgia de lo que nunca ha conocido.

Más información:

La página web del autor, sobria, interesante: http://www.manuelefior.com/
Información del libro en la web de la editorial: Ficha

Una interesante reseña, de un autor al que no le ha gustado mucho este libro, siempre es enriquecedor ver las cosas desde la otra orilla: Entrecomics

domingo, 13 de enero de 2013

EL DESTRIPADOR



Cuando un lector se decide a abrir un libro con este nombre, sabe a lo que se atiene. Sin embargo, cuando lo termina, tiene la sensación de que el tema era el que imaginaba pero se queda con una sensación extraña, como si alguien le hubiese deslizado una joya maldita en el bolsillo.

El poeta surrealista Robert Desnos,  autor de esta pieza, también era periodista y a mi juicio, basado en esta única obra suya que -de momento- he leído, un escritor magistral más allá de las clasificaciones de género. A finales de los años veinte del siglo pasado fue encontrado en París, el cadáver de una mujer, despedazado de una forma brutal que recordaba nítidamente los crímenes de Jack el Destripador en Londres. A este aullido de la realidad, Desnos respondió de la mejor forma en que un artista  como él podía hacerlo: se puso a escribir. Fueron nueve artículos periodísticos publicados entre enero y febrero de 1928 que, imagino, el público debió devorar con ansia y miedo a la vez.

La editorial errata naturae es responsable de este perfecto frasco de cristal rosa que contiene una prosa envenenada y clarividente. Han traducido por primera vez los artículos al castellano (un trabajo impecable de Irene Antón) pero ya puestos en faena, hicieron un bello libro ilustrado por su emblemático David Sánchez en un formato que recuerda más a un álbum de cómic que a su formato habitual. Las ilustraciones acompañan perfectamente el tempo de la narración. Y sí, he dicho narración porque los artículos están tan perfectamente concatenados que se sostienen como historia de terror, como crónica histórica, o como crítica social, a gusto del lector.  Desde la portada de un rosa intenso, el mismo rosa que pinta la boca, el sexo y las entrañas, se ofrece una visión cenital de las víctimas como objeto del sadismo del asesino, como muñecas mutiladas, aún vestidas con las prendas de su oficio de prostitutas pero con una especie de conmovedora inocencia que la muerte parecía devolverles.

Desnos parece narrar con un cierto desapego forense las orgías de sangre de Jack. Son sus crímenes los que hablan por él, los que escenifican ese terrrible mensaje que el sorprendente artículo de cierre se encarga de verificar: hago el mal porque puedo, porque hay unas criaturas vulnerables a las que puedo cazar y porque nadie me detiene. El terrible vacío que habita en el fondo del mal puro.

Este libro fue editado en 2008 pero por favor, no dejen que se pierda, si fue rescatado desde el París de 1928, puede volver de nuevo. Tal vez sea el momento de apostar por los libros fénix. Y que viva muchas vidas más.



domingo, 6 de enero de 2013

UN LUGAR EN LA CUMBRE



Hay grandes novelas construidas con la historia de arribistas, algunas más desvergonzadas, divertidas o desoladoras. Esta historia enseña muchos ángulos del retrato, destila un cinismo tan ácido, un humor tan oscuro que sólo se puede resistir porque el narrador es cruel, en primer lugar consigo mismo.

Joe Lampton, nuestro ambicioso héroe ya ha tenido su ración de guerra, de penuria y de una oscura ciudad industrial del norte de Inglaterra, cuya vida cotidiana define como "una farsa a lo Tiempos difíciles". Es, al comienzo de su periplo un joven funcionario recién transferido a la más luminosa y próspera ciudad de Warley en donde comprueba cómo cambia la perspectiva de la vida simplemente con la posibilidad de poseer la belleza, el lujo y la comodidad.

Joe tiene cabeza y tiene encanto. En unos años podría haberse labrado una segura posición dentro de su negociado, podría haber escalado con paciencia y astucia la escala funcionarial pero ese camino es demasiado largo y laborioso y lleva a una meta tan aburrida, que para cuando la alcanzara seguro que ya estaría muerto por dentro. Como tiene encanto, esa cualidad que arrastra, que brilla y que atrae la suerte, se relaciona con las personas adecuadas, recupera la juventud que la guerra y su horrible ciudad natal le habían robado.

A pesar de su inteligencia y de su aparente buena fortuna, Joe es un idiota que no se hace ilusiones sobre sí mismo. Joe y su amigo Charles han diseñado toda una cosmogonía de la sociedad en la que viven, poblada por especímenes como los diferentes tipos de zombis: el Eficiente  (funcionario modelo) o el Centelleante (con un Rolex por insignia), autómatas que cumplen a la perfección con el rol que de ellos espera la comedia humana. 

Hay una deriva muy interesante en el relato: Joe vive en un mundo de hombres, en el que las ambiciones, las amistades y las emociones importantes son masculinas. Las mujeres eran necesarias como la cerveza, el tabaco o una cama caliente. Las mujeres bellas y refinadas eran importantes, un accesorio de lujo como un Aston Martin reluciente, un traje cortado a medida o un bronceado de la Costa Azul. Y entonces, casi en paralelo con la consecución del accesorio perfecto, de la más perfecta heredera, él entra al universo femenino a través de su amistad con Alice, una mujer mayor que él, casada y no muy feliz, una mujer con la que puede hablar, una mujer que por primera vez es algo más que un objeto. Con Alice se abre una ventana a un particular mundo femenino, el de esta talentosa y sofisticada dama de sociedad, a la tristeza que cubre esa brillante capa de barniz de lujo, un hermoso pájaro ornamental que está a punto de enloquecer de aburimiento y arrancarse las plumas.

De aquí en adelante Joe nos habla de los sacrificios que hay que hacer para llegar a la cima: como los sacerdotes de cultos antiguos ofrecían los corazones aún palpitantes de sus víctimas propiciatorias para agradar a un dios salvaje, él también paga con sangre al dios de la ambición. Vale la pena recordar que este tipo de ofrendas sólo funcionan si lo que se inmola es realmente valioso para el oferente. Y entonces lo consigue por fin llega a la cumbre, pero no logramos exhalar un suspiro de alivio porque tememos que por el camino nuestro Joe se haya zombificado, aunque el final del libro está tan bien logrado que tampoco podemos estar seguros de este extremo.

Me he entusiasmado tanto con Joe que no he contado nada de esas cosas pertinentes e importantes cuando se habla de un libro: John Braine lo escribió durante el período de convalescencia tras una tuberculosis y fue su exitosa ópera prima. Se publicó en 1957 y a su autor se le vinculó con el movimiento de los angry young men de la postguerra británica.

La edición de Impedimenta (2008), como siempre, cuidada y atenta al detalle. La traducción y la nota introductoria son de Enrique Gil Delgado. Me sorprende, nuevamente que un libro tan grande haya tenido que esperar tanto para ser reeditado en castellano, al parecer hubo alguna edición de la que no he podido encontrar datos pero llevaba décadas descatalogada.

En 1959 se hizo una estupenda adaptación cinematográfica por la que le dieron el Oscar a Simone Signoret,  que se merecería aunque sólo hubiese sido por esta escena Room at the top cigarrette scene.

No he encontrado mucha información en la red pero algo hay:

Notas y resumen sobre el artículo de Sturat Laing 'Room at the Top: The Morality of Influence', en Popular Culture and Social Change, ed. Christopher Pawling: http://www.glyndwr.ac.uk/rdover/popfic/room_at_.htm