lunes, 29 de diciembre de 2014

EL GENUINO SABOR (Mercedes Cebrián)



He abandonado el blog los últimos meses y ya casi se puede oír por aquí el sutil baile las plantas rodantes como en un pueblo desierto de una película del oeste. Pero vuelvo dispuesta a regar y replantar el jardín. He dejado de escribir pero no de leer, así que me pondré por la labor de adelantar el trabajo atrasado y contar la buena nueva (o no tan buena, a veces).

Lo ideal habría sido volver con un librazo pero tocó éste. Paso a contar: esta novela breve en extensión (pero que por momentos se hace eterna) nos presenta la vida de Almudena, una gestora cultural que ha viajado por el mundo en cumplimiento de sus funciones de promocionar ese rancia maravilla que es la marca España. Para los lectores no españoles: desde hace unos años hay una cantilena del marketing gubernamental que insiste en que el país se puede "vender" bajo una marca que es una especie de collage que junta jamón ibérico con flamenco, camino de Santiago y playas mediterráneas, algo que suena muy moderno pero que parece una remozada versión de la España que Franco vendía a los potenciales turistas extranjeros.

El comienzo es prometedor, nos presenta a la protagonista de niña soñando con destinos exóticos junto al globo terráqueo-mueble bar del salón de sus padres y alimentando sus fantasías con los relatos de la amiga más sofisticada de su madre: una esposa de diplomático.

Luego nos encontramos con una Almudena adulta y cosmopolita que va dejando destinos detrás después de hacerse una vida en cada uno de ellos, sólo para volver a empezar en el siguiente. la geografía tiene un papel importante en la narración, tanto la geografía física como la emocional, esa que nos permite apropiarnos de los lugares para reconstruirlos, como esa ciudad francesa de techos de pizarra y domingos lánguidos, de la que al lector le queda la imagen de un museo de maquetas con el aire gótico y algo siniestro pero en el fondo de una domesticidad acogedora que tienen las casas de muñecas. Está especialmente bien logrado el pasaje de Walter Potter, el taxidermista victoriano que recreaba escenas con pequeños animales antropomorfizados (es escalofriante y maravilloso) y cómo la fascinación de la protagonista por su trabajo determina que su siguiente destino sea Londres.


"The Kittens' Wedding" de WalterPotter, 1890. Fuente: morbid anatomy museum

Lo bueno de los libros es que siempre se puede aprender algo interesante y memorable aunque la narración en sí misma te aburra: investigando un poco en la vida del Sr. Potter pude saber que existe algo llamado Museo de Anatomía Mórbida, sito en Brooklyn, ¡entrada para niños menores de doce años gratis! y que su exposición temporal, "The art of mourning" (El arte del luto) ha sido prolongada por su atronador éxito.  

El contrapunto a esta vida errante debería ponerlo Isidro,mejor amigo de Almudena, un hombre que no soporta estar alejado de su natal Madrid y que en el colmo de la domesticidad se dedica a cuidar las casas (regar plantas, pagar facturas, ir a reuniones de copropietarios de aquellos demasiado viajeros para ocuparse de sus propias casas). Almudena e Isidro (virgen y santo patrón de Madrid), la elección de los nombres parece un simbolismo de trazo algo rudo.

El problema de este libro no es que carezca de virtudes literarias:

  • La autora parece saber de lo que habla y que se ha aplicado aquello de contar una historia de un mundo que domina, los detalles que trae a colación de la carrera diplomática y la gestión cultural en ultramar parecen bastante fidedignas. Serían muy interesante si alguien te los cuenta en una fiesta pero en el relato parecen más toques de color que no logran animar una historia bastante gris. 
  • El tono de ironía y un cierto desapego ante las tribulaciones de la heroína dan fe de la capacidad de la autora para narrar con detalle y mantener una voz y presentarnos sin ser demasiado obvia las virtudes y también as debilidades de su heroína. Lo malo es que no llegamos a cogerle cariño a esta mujer con una rara relación con la comida (se resiste a deshacerse de las cosas caducadas) que le ha causado más de un disgusto con amistades semi-intoxicadas. Al final, nos da igual su sobrepeso, su repulsa por el sexo y su tendencia a acumular souvenirs de dudoso gusto.
En resumen, Mercedes Cebrián sabe escribir, tiene una notable capacidad descriptiva pero eso no es suficiente para sacar adelante una historia que no logra enganchar al lector. Puede que lo suyo sea más el relato corto y no forzar su inspiración en una novela que termina sabiendo como una bebida demasiado diluida. 

Más información:
  • Reseña (muy bien escrita) en el blog de La Condición de Alexandra Saum-Pascual, a quien sí le gustó y mucho. Siempre viene bien un contrapunto.
  • Crítica de Francisco Solano en El País. 
  • Entrevista a la autora en el Diario de Sevilla.