viernes, 17 de mayo de 2013

LA BUENA NOVELA





Antes de empezar a escribir esta entrada hice votos de no escribir la expresión "canto de amor a la literatura", es cursi, es manida pero como en este caso es rigurosamente cierta, pues ahí queda. Una vez violados los votos de estilo, vamos con la historia: la novela de Laurence Cossé trata del encuentro entre Van, un librero prodigioso atrapado en una librería-agujero de  un pueblo turístico parásito de una estación de esquí y Francesca, una sofisticada amante de la literatura que descubre a esa joya del saber y el buen gusto literario y le propone fundar juntos una librería en la que sólo tendrían cabida los libros realmente buenos. Los dos tienen en común que sienten haber desperdiciado sus vidas y que el único amor real que jamás han dejado de profesar es el que sienten por los libros.

Esta novela también podría considerarse una larga reflexión sobre la estética literaria, una pregunta abierta sobre qué es bello en la narrativa y cómo distinguir las pepitas de oro de la morralla. Van y Francesca deciden fundar una librería en París que no obedezca a las normas del marketing sino a las del buen gusto. Para ello, convocan un comité secreto formado por ocho escritores, a los que juzgan estupendos, que seleccionarán mediante la confección de listas igualmente secretas, los títulos que se ofrecerán en la librería. Finalmente, el proyecto se hace realidad gracias al entusiasmo de los dos protagonistas y, claro al dinero de Francesca.


Cuando la utopía parece haberse concretado en una palpitante realidad, empiezan los problemas: los engranajes de la maquinaria editorial amenazan la existencia de la librería, que sólo tiene para defenderse la leatad de sus fiel legión de clientes. El acoso toma un tinte negro y policial cuando tres de los miembros del comité son atacados. Es aquí cuando los géneros empiezan a mezclarse de forma natural para el lector, que ya quiere ir a sentarse en las butacas de La buena novela a ver pasar las horas entre la compañía de los dioses.

Una vez oí decir al escritor Juan Madrid algo así como que la trama de una novela realmente empieza cuando a los personajes les pasa algo, algo de un orden radical que afecta sus vidas y los hace cambiar. Y Van y Francesca bien que cambian, sin dejar el equipaje de sufrimiento que, sobre todo ella, arrastran, se transfiguran, aman, luchan, pasan miedo, tienen cosas que contar.

¿Y los peros? Una de las tramas amorosas, a mí en particular no acaba de convencerme y otra que nunca llega a ocurrir, francamente se presentía más arriesgada y estimulante. Parece que aquí la pasión literaria tiene más consistencia que la erótica. Me creo mucho más las ardientes querellas entre facciones literarias que la inexplicable infatuación de Van por la joven y esquiva Anis a la que se dedica a perseguir como un perrillo sin amo durante gran parte de la narración. Hay amores que por la historia personal de los protagonistas, están condenados a no ocurrir y pasar por encima de esos imposibles no ayuda a la verosimilitud de una narración.

Segundo pero: el final. Las narraciones de aliento tan largo son indudablemente difíciles de rematar, han dejado tantos frentes abiertos que es difícil manejar un ritmo que no sea ni precipitado ni moroso y no sentir que algún personaje interesante se le ha dado boleto precipitado, como si lo hubieran despedido bajo la expedita forma de la nueva reforma laboral: viente días de sueldo y a la calle.

Pese a su falta de redondez, es una gran novela y deja un mensaje bien claro: la pasión de la lectura puede remover el mundo. Nuestro mundo tan necesitado de revoluciones del pensamiento y de la acción.

Una virtud extra como posdata: la cantidad ingente de libros y autores que nos vamos topando y hacen que esta novela sea también un catálogo de apetecibles platos clásicos o desconocidos.

La traducción de Isabel González-Gallarza es fluida y elegante. Como en todas las ediciones de Impedimenta se nota el respeto por el trabajo del traductor que es, al fin y al cabo quien nos trae la voz de ese autor y la invocaba, la recrea en otro universo lingüístico.

Más información:
Ficha en la página de Impedimenta con el primer capítulo en pdf, por si alguien quiere abrir boca.
Reseña en Pompas de Papel
Reseña de Mario Consuegra en Nuevo libro
Más que una reseña, un docto prospecto de Marilú en Cuentalibros, que además de las numerosas virtudes de la novela, habla de los cambios en la voz narativa, algo que se me había quedado pendiente, una argucia técnica que a veces parece innecesaria porque el interés del lector se mantiene más bien pese que gracias a ella.
Post Scriptum: Acabo de descubrir la reseña de esta novela en La hierba roja. Una crítica metódica, sencilla, consistente, bien escrita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios son bienvenidos.