domingo, 13 de enero de 2013

EL DESTRIPADOR



Cuando un lector se decide a abrir un libro con este nombre, sabe a lo que se atiene. Sin embargo, cuando lo termina, tiene la sensación de que el tema era el que imaginaba pero se queda con una sensación extraña, como si alguien le hubiese deslizado una joya maldita en el bolsillo.

El poeta surrealista Robert Desnos,  autor de esta pieza, también era periodista y a mi juicio, basado en esta única obra suya que -de momento- he leído, un escritor magistral más allá de las clasificaciones de género. A finales de los años veinte del siglo pasado fue encontrado en París, el cadáver de una mujer, despedazado de una forma brutal que recordaba nítidamente los crímenes de Jack el Destripador en Londres. A este aullido de la realidad, Desnos respondió de la mejor forma en que un artista  como él podía hacerlo: se puso a escribir. Fueron nueve artículos periodísticos publicados entre enero y febrero de 1928 que, imagino, el público debió devorar con ansia y miedo a la vez.

La editorial errata naturae es responsable de este perfecto frasco de cristal rosa que contiene una prosa envenenada y clarividente. Han traducido por primera vez los artículos al castellano (un trabajo impecable de Irene Antón) pero ya puestos en faena, hicieron un bello libro ilustrado por su emblemático David Sánchez en un formato que recuerda más a un álbum de cómic que a su formato habitual. Las ilustraciones acompañan perfectamente el tempo de la narración. Y sí, he dicho narración porque los artículos están tan perfectamente concatenados que se sostienen como historia de terror, como crónica histórica, o como crítica social, a gusto del lector.  Desde la portada de un rosa intenso, el mismo rosa que pinta la boca, el sexo y las entrañas, se ofrece una visión cenital de las víctimas como objeto del sadismo del asesino, como muñecas mutiladas, aún vestidas con las prendas de su oficio de prostitutas pero con una especie de conmovedora inocencia que la muerte parecía devolverles.

Desnos parece narrar con un cierto desapego forense las orgías de sangre de Jack. Son sus crímenes los que hablan por él, los que escenifican ese terrrible mensaje que el sorprendente artículo de cierre se encarga de verificar: hago el mal porque puedo, porque hay unas criaturas vulnerables a las que puedo cazar y porque nadie me detiene. El terrible vacío que habita en el fondo del mal puro.

Este libro fue editado en 2008 pero por favor, no dejen que se pierda, si fue rescatado desde el París de 1928, puede volver de nuevo. Tal vez sea el momento de apostar por los libros fénix. Y que viva muchas vidas más.



1 comentario:

  1. Muy buena reseña, aunque un poco breve. Es un placer, aunque no sé si me atreva con un texto tan "gore".

    Saludos,

    Shera

    ResponderEliminar

Tus comentarios son bienvenidos.