sábado, 21 de diciembre de 2013

Un poema para insomnes



VENTANA DE LA MADRUGADA

Me gustan esas horas
en las que el mundo parece detenido
 y el ladrido único
de un perro rebelde
se dibuja nítido sobre el fondo del silencio.

Un camión de la basura
pasa muy lento
como queriendo hurtar
su paso de elefante mecánico
a los oídos de los durmientes.

A los insomnes, en cambio,
no se les escapan sus resuellos
de viejo animal urbano.
Los insomnes, cartógrafos
del mapa de los ruidos de la noche,
ojos rojos, encendidos como luces de emergencia
de tanta humanidad devuelta 
al sueño de la inocencia.

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