lunes, 17 de febrero de 2014

EL REY DE AMARILLO


Respecto de los libros, como de los hombres, hay muchos tipos de amor. Hay libros con los que nos gusta salir del brazo porque son elegantes, guapos, seductores, dan ganas de presumir de ellos; hay otros un poco chusma pero divertidos y que nos hacen olvidar un rato la cotidianidad, hay quienes se avergüenzan de estas aventuras y forran las pruebas del delito con papel opaco o los condenan a vivir en la estantería del baño; hay viejos amores ya arrugados a los que siempre volvemos cuando necesitamos la certeza de la palabra precisa, del abrazo protector. Como en los otros amores, hay algunos inclasificables, El rey de amarillo es uno de ellos.

La primera vez que cayó en mis manos, simplemente lo rescaté de una pila de libros al peso en una Feria del Libro en Bogotá. Nada sabía de su autor ni del contexto en que había surgido: tal vez esta bendita ignorancia debería ser la que ponga a prueba la calidad de cualquier libro que se nos cruce por el camino. Tal vez si hubiese leído antes las reseñas que le dan el valor de ser apenas el eslabón entre ese oscuro estado del alma que era la Carcosa de Bierce y los aterradores universos de Lovecraft, no me habría interesado y me habría perdido la obra que empieza con estas imágenes de una belleza tan perturbadora:

"Rompen las olas neblinosas a lo largo de la costa,
los soles gemelos se hunden tras el lago,
se prolongan las sombras
     en Carcosa.
(...)

Canto de mi alma, se me ha muerto la voz,
muere, sin ser cantada, como las lágrimas no derramadas
se secan y mueren
     la perdida Carcosa."

Robert W. Chambers nació en Nueva York en 1865, en una familia de la aristocracia local, de esas que clamaban remontarse hasta el Mayflower. Empezó su carrera como ilustrador, hizo el obligatorio viaje a París para un joven de su condición y fortuna que marcaría su vida artística y escribió un primer libro que no tuvo éxito. Luego, en 1895 publicó The King in Yellow, un libro de relatos que mezclaba historias de temática parisina con cuentos fantásticos y de terror. Más tarde publicaría algunas joyas más para finalmente dedicarse a la literatura de consumo (folletines, novelas rosas, historias detectivescas) porque le interesaba más tener dinero para vivir una bella y cara vida, que el arte por sí mismo. ¡Vaya personaje! Pero todo esto lo supe después, no fue el carácter dandy o bon vivant de su autor lo que me llevó a amar tanto estas páginas.


Creo recordar que la portada de arriba fue la de esta primera edición que tuve, que olvidé en una casa de campo familiar y fue "adoptada" por un viejo tío aficionado a la literatura de altos vuelos pero que reconoció haber quedado fascinado por el estilo y las tramas de Chambers, cuyo vértigo metafísico allí, en medio del calor, los mosquitos, el fragor del río con su promesa de frescura, parecía aún más de otro mundo. Como muestra de su aprobación por mi gusto literario, mi tío Hernando se negó a devolverme el libro. Fue imposible volverlo a encontrar hasta años después, que vino a mis manos desde otra pila de libros en una librería de remate cerca de la glorieta de Bilbao en Madrid. El verdadero amor tiene la capacidad de esperar y repetir. Esta edición (2004), al cuidado de Abraxas, traducción de Rubén Masera e introducción y notas de Alberto Laurent, reune además de los relatos del original Rey de amarillo, algunos trabajos de dos libros posteriores de Chambers: The Maker of Moons y The Mistery Choice. La edición, a pesar de algunos errores en la revisión de la traducción, parece hecha con cariño y conocimiento de la obra de Chambers, la nota introductoria da con el balance adecuado entre aportar al lector algo de contexto y no empedrarle un camino obligado al disfrute de la lectura.



Chambers crea mundos muy detallados en cada relato, como paisajes apresados entre la nieve de una bola de cristal. Sin embargo, hay pasos subterráneos que unen las tramas y le dan  una interesante sensación de unidad a la lectura, el autor es capaz de introducir en a mente del lector la idea de que está haciendo una visita a las comarcas de su ficción. Según el artículo de la Lovecraft Wikia, son fundamentalmente tres los elementos que hacen de conectores entre los relatos:
  • Un libro, un drama cuyo título es justamente El rey de amarillo, cuya lectura supone una maldición, un asomarse a un abismo que rebasa las posibilidades del saber humano y conduce a la locura y la desgracia: "palabras que resplandecen y refulgen como los diamantes envenenados de los Médicis".
  • Un colgante, una joya que representa el "símbolo amarillo", es un carater, posiblemente de un lenguaje no humano y cuya posesión anuncia desgracias más terribles que la muerte.
  • Una entidad de carácter malévolo y no humano detrás de cuyas intenciones se lee el propósito de corromper o acabar con la humanidad. Este, amigos, es el rey de amarillo.
Con estos tres elementos en común se teje ese de aire de peligro, de terror constante, esa sensación de que estamos siendo mirados desde arriba y que esa mirada no es benevolente y que no mereceríamos que lo fuese. Los méritos de los relatos  no son parejos pero algunos son ejemplares, verdaderas obras maestras de la tensión narrativa y capaces de dejar terribles imágenes grabadas en la mente del lector que se pueden evocar con más plasticidad que escenas presenciadas en la vida real o en el cine: ese ser ni vivo ni muerto, ese recolector de almas cuyo hedor empaña todo lo que toca; esa flor a la que le han robado la vida para transformarla en piedra, como a esa hermosa muchacha, cuya piel de mármol guarda un ligero tinte de la vida que una vez alentó.

Un cuarto elemento que, no obstante, comprende a los tres ya mencionados es Carcosa, ese país terrible regido por los demiurgos de la melancolía, cuyos dos soles no bastan para iluminar sus paisajes arrasados. Tal vez Carcosa sea el reverso oscuro de la tierra que habitamos, en la que a pesar del dolor y las injusticias, una pulsión de vida parece levantarse del suelo cada vez que las fauces de la muerte le echan el aliento en la cara. Tal vez Carcosa sea un reino lejano, allí en las Híades cuya dinastía de desolación aspira a imponerse aquí después de devastar su territorio primigenio, extendiéndose más como una infección que como un imperio. En Carcosa no sólo habitan los monstruos, es donde van a aparearse y a hibernar.

Hay una narración un poco extrañaña en este conjunto, que no casa con el tono de las demás y sin embargo es una de mis favoritas, una delicada historia de amor : "La demoiselle d'Ys". Para no desentonar con las demás, su final tiene más el tinte de las lágrimas que el del amor triunfante.

Hace un tiempo Valdemar reeditó El rey de amarillo, con esa visionaria apreciación por las bellezas raras que los caracteriza. Una nueva traducción y su formato ya clásico, robusto y hecho para el placer de la relectura, la hacen una compra aconsejable. Yo misma, creo que incurriré en la extravagancia de fan de tener dos ediciones del mismo libro para ver cuál me gusta más.


Para terminar, aprovecho para una recomendación extraliteraria, la estupenda serie True Detective, en la que en la investigación de un siniestro asesinato ritual se infiltran poco a poco unos extraños ecos de Carcosa y se atisba la sombra del manto desgarrado del rey en la sombra. De momento, todo el que osado pronunciar el nombre del Rey ha sido destruido.

Otras opiniones sobre este libro:

- Crítica de Javier Avilés en su blog El lamento de Portnoy. Básicamente establece que Chambers no es Lovecraft (cierto) y que la lectura le resultó apenas entretenida. 
- Comentario de Alejandro Caveda en El zoco de Lakkamanda, más carcosiano, sí señor. 
- Reseña en Solo de libros
- Reseña de Alfredo Álamo en Lecturalia 
- Artículo en la revista Clarín sobre True Detective y sus influencias literarias, especialmente The Conspiracy against the Human Race de Thomas Ligotti.
Ficha en la web de  Valdemar (de su edición, claro).
- Comentario en la web especializada en literatura gótica Susurros desde la oscuridad.

7 comentarios:

  1. Me quito el sombrero... He estado un rato embelesada leyéndote. No conocía o más bien debo decir... no recordaba El rey amarillo que ahora me llevo bien apuntado, no sólo por lo que cuentas del libro, sino también de su autor (¡¡so vividor!!), el amor a los libros y las formas de amarlos, cómo ellos tienen paciencia (sin duda mucha mas que nosotras, impacientes lectoras). En definitiva, que lo has contado tan bien que hoy me hubiera llevado cualquier cosa que nos presentaras ;)

    Gracias y un saludo

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    1. Vaya, qué comentario más agradable, así dan ganas de escribir más. Este es el típico libro que en mi concepto ha sido subvalorado porque es difícil de clasificar, no acaba de ser del todo gótico victoriano ni teror metafísico y Chambers no tiene la profundidad psicológica de Bierce ni es el hacedor de universos que es Lovecraft, sin embargo logra transmitir una sensación de incomodidad, de que estás compartiendo la habitación con algo siniestro, que una divinidad corrupta está leyendo por encima de tu hombro y eso es adrenalina pura para el lector. Bueno, que me explayo en demasía, si te cruzas con este libro no lo dudes, híncale el diente. Gracias por venir.
      Un abrazo,
      Sonia

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  2. Menuda reseña, has conseguido descubrirme e interesarme y mucho por este título.
    La temática de base ya me atrae, si tengo que ser sincera, y lo nombras junto a grandes nombres. me apetece conocerlo, lo voy a buscar
    Besos

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    1. Muchas gracias, la edición vieja se consigue a precio de saldo. Ahora, la de Valdemar es mucho más elegante y cuidada. Lo de los grandes nombres es cierto, Lovecraft dijo de él que era un titán caído (por su época de folletines).
      Un abrazo,
      Sonia

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  3. Wow! me meti a googlear por que termine True Detective y finalmente no sabia quien era El Rey Amarillo ni Carcosa, gracias a vos ya se por donde empezar :)

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    1. Hola Hugo Fernando:

      Muchas gracias por tu comentario. A mí también me gustó mucho True Detective y creo que uno de sus grandes méritos es la carga literaria que permite descubrir a sus espectadores. Espero que disfrutes este maravillos y oscuro libro, sería muy interesante saber cómo te ha parecido una vez lo leas.
      Un saludo,
      Sonia

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  4. Excelente reseña. Si me permites un aporte colateral, una curiosidad, "El Libro Amarillo", el maldito, el que condenaba a su poseedor, existe realmente. Es "Là-Bas", de Joris-Karl Huysmans, y era el libro reverenciado por los decadentistas y malditistas de la época, entre ellos Oscar Wilde. Reiterpo, excelente reseña. El Signo Amarillo fue uno de esos relatos que marcan un antes y un después... como bien supo Lovecraft.
    Un saludo!

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