domingo, 8 de febrero de 2015

MURDERABILIA (Álvaro Ortiz)



¿Son diferentes los lectores de cómic a los lectores de libros "normales"? Conozco a gente que únicamente lee cómic y a otros que lo encuentran un género menor o incluso no lo consideran literatura. Luego estamos los omnívoros. Comparto vida con un gran lector del género y por lo tanto tengo acceso a material de gran calidad pero suelo escribir poco de estas lecturas porque me parece más difícil defender mis filias y mis (pocas) fobias. No sé si sea el alto coste de los cómics lo que hace que la decisión de llevarte uno a casa sea más meditada y menos impulsiva que, por ejemplo, en el caso de un libro de bolsillo, imagino que un filtro más estricto -aunque sea el del frío metal- nos pone platos más selectos en la mesa.

Creo que los criterios estéticos a la hora de juzgar una novela gráfica son distintos, implican más complejidad para una persona como yo, sin formación en artes visuales. Entonces, al final queda al caótico recurso del amor, si la imagen y la historia te enamoran, entonces es que el libro funciona.

El cómic tiene sus propios riesgos, que parten básicamente de su naturaleza dual: se expresa en dos lenguajes el literario y el gráfico. Se pueden rellenar páginas con hermosos dibujos que, sin embargo, no logran el objetivo de meternos dentro de una historia, de hacernos saltar de viñeta en viñeta con apetito lector. Está también el opuesto, una buena historia que se diluye en un trabajo gráfico inadecuado que no da el tono estilístico requerido. Aquí viene la primera virtud de Murderablia, el impecable equilibrio entre lo que vemos y lo que leemos. Es escuchar una historia cruel contada por una voz bella y serena.

Prontuario: antes del libro que hoy me ocupa, ya había leído de este autor Cenizas, que me impresionó por su capacidad de crear un ambiente híbrido entre la realidad y la imaginación, un cruce de universos fructífero, con unos personajes de un carácter muy definido inmersos en un paisaje aséptico y minimalista, como extraído de una película de carretera.

Este talento para crear mundos está intacto en Murderabilia. Un excelente título que nos mete directamente en el meollo de la historia. Escoger una palabra rara es una apuesta arriesgada en ese arte a medio camino entre el marketing y la literatura, que es titular un libro. Aquí además de picar la curiosidad del potencial lector que no conozca el término, apunta a un fenómeno sociológico interesante: el coleccionismo. Aparte de libros (que no colecciono: compro, me regalan, pierdo, comparto, recupero, etc.) me son ajenas las fijaciones por adquirir y clasificar determinado tipo de objetos, las pasiones raras y ajenas siempre son doblemente llamativas. Aquí además estamos hablando de un tipo muy específico de coleccionismo. El término "memorabilia" me resultaba familiar -supongo que por toda la televisión estadounidense que he consumido- pero poniéndome un poco más académica (sabiduría de wikipedia, he de confesar), diré que en origen es una expresión latina, el plural de memorābile que se usa para designar aquellos objetos que son valorados por su nexo con algún evento histórico de algún impacto social (una lástima, no valen las invitaciones a mi fiesta de quince años). Así llegamos a murderabilia, término acuñado -cómo no- por un funcionario de la oficina de crímenes violentos de Houston, que designa el coleccionismo de objetos ligados a crímenes violentos, en especial a asesinos en serie, aunque el espectro es amplio y abarca desde los gustos más clásicos (homicidios) hasta crímenes más rocambolescos.

Imagino que una manera enferma pero de forma coherente con la quebrada geografía del alma humana, es más probable que uno de estos coleccionistas tiemble de emoción con un rizo de la barba de Charles Manson que con la agenda de un defruaudador millonario de Wall Street, pero no se sabe, todo el mundo tiene su público. Pues bien, con el encomiable espíritu emprendedor norteamericano, la venta de estos artículos selectos se ha convertido en una rentable industria. Los lectores curiosos pueden curiosear, por ejemplo, en Serial killers ink que se autodefine como la página líder en distribución de objetos relacionados con crímenes verdaderos y ofrece cosas tan interesantes como las pinturas de payasos de John W Gacy, fotos variadas de escenas de crímenes, una tarjeta de navidad firmada por Ted Bundy. En otra página leí de la venta millonaria de la máquina de escribir Corona de Unabomber en una subasta online.




No quiero contar mucho del argumento de Murderabilia porque es una estructura compleja y delicada que perdería encanto para el lector si se destripa por adelantado. Podemos decir que el protagonista, un joven y ya desencantado de la vida, Malmö Rodríguez persigue una esquiva vocación de escritor y se topa (de alguna manera le pertenecen) con dos simpáticos gatitos que resultan ser valiosas piezas de murderabilia. Logra colocarlos con un coleccionista dispuesto a dejarse el dinero y como tiene que viajar  casa del cliente a hacer la entrega, empieza el viaje... De ahí en adelante les recomiendo que lean  y disfruten.

Malmö encuentra aventuras, gente oscura, trabajo en un motel, amistad con un coleccionista, un romance febril, un dilema ético, tal vez su verdadera voación, etc. Todos los  ingredientes de una historia apasionante y que atrapa.

Me gusta el estilo del dibujo de Ortiz, tiene un punto de inocencia, una limpieza en color y en el trazo que hace la la lectura muy placentera. También es abigarrado, da gusto el montón de viñetas que encadena con arte en cada página. El cromatismo de esta historia es muy bello, muchos rosas, lilas, amarillos y verdes pálidos. Pero sobre todo rosa, el rosa no es un color inocente, se nos ha inducido a esta falsa creencia pero no es así. Es el color de las vísceras, de los atardeceres ensangrentados, de las barbies. Un rosa palo muy cuidadosamente matizado con colores amaderados da el tono a esta historia de fascinación por el asesinato.

Nota experimental: Como me gustó tanto esta novela gráfica quise conocer la opinión de una persona con poca experiencia en leer cómics, que juzgara el libro sólo por su calidad. Así que se lo pasé a mi madre con el encargo de hacer una pequeña nota crítica, de la cual extraigo los siguientes comentarios:
- "Los acontecimientos te sorprenden, agazapados en las viñetas como los siniestros gatos de Malmö".
- "Confieso que me demoré en la lectura porque continuamente me devolvía a repasar y disfrutar de las figuras, su detalle: muy graciosos y casi pedagógicos los de Malmö haciendo el amor y el laborioso detalle de los paisajes y las máscaras".
- "Queda latente la incertidumbre y escasez de horizontes de los jóvenes (...)".
En fin, esta señora, lectora compulsiva y refinada quedó encantada con la historia. Me dijo que le había recordado a ciertas historias de su infancia por la manera en que los buenos dibujos enganchaban la historia y que era más difícil atrapar a una "Doña Anciana" que a la niña lectora que había sido. Como ven, mi madre no es ninguna anciana sino una mente joven y dispuesta a sorprenderse. Un beso desde aquí.

El libro como objeto es irreprochable: lomo en tela, respeto por la trabajo del artista en cada página, papel grueso y aromático. Un ejemplo del buen hacer de Astiberri. Volviendo al vil metal, dieciséis euros parecen un precio razonable para un trabajo tan bien hecho.

Estuve en la presentación en el Café Molar, un sitio muy agradable en la ahora renacida calle de la Ruda en La Latina. El autor, encantador, atendió preguntas impertinentes y nos firmó una dedicatoria bellísima y elaborada:



8 comentarios:

  1. Pues me lo leeré porque el cómics me es tan ajeno como la ingeniería genética, vaya. Excelente análisis y disección de lo que parece una historia que trasciende del género, por lo que he podido observar. Besazos y a seguir así.

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    1. Hola Alex:

      Gracias por tu comentario. Como bien dices, una buena historia, como es e caso, trasciende el género. Yo empecé a leer cómic por azar cuando me fui a vivir un tiempo a Inglaterra y un profesor me aconsejó empezar a familiarizarme con la literatura por esta vía. Hay cosas maravillosas y otras que no me han conquistado jamás (como los súper héroes).
      Bueno, aprovecho para recomendarte encarecidamente de nuevo este libro.
      Un abrazo,
      Sonia

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  2. Muy buenas Sonia,

    Magnífica reseña. Me ha encantado cómo has ido desgranándola y el mimo que le has puesto. Estoy muy de acuerdo contigo en el hecho que hay gente que lee libros y no tebeos por considerarlos de un público más "juvenil" o porque piensa que el camino empieza y acaba entre mallas, y desgraciadamente no hay opinión más mayoritaria y a la vez equivocada que esta. Hay verdaderas joyas en este mundo, al que no en vano se le considera "noveno arte": Maus o Arrugas serían solo dos buenísimos ejemplos, aunque géneros hay casi como gustos. Solo quería decirte que si te ha gustado este "juego" que lleva a cabo Álvaro entre un guión más "adulto" y serio y un dibujo alegre e "infantil", échale un vistazo a El código del ciempiés. Creo que puede gustarte.

    Un saludo!!

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    1. Dani, muchas gracias por tu visita, tu generosos comentario y la recomendación de El código del ciempiés, que tiene muy buena pinta. Qué bueno haber conocido tu blog.
      Un abrazo,
      Sonia

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  3. Hola, Sonia.
    El tema del cómic o novela gráfica es complicado, personalmente lo considero un género más y creo que quien lo menosprecia se queda en el tebeo de antaño, incluso el hentai
    Yo me acerco con cuidado y tras recomendaciones muy marcadas. Hasta ahora tengo que decir que los resultados han sido buenos y seguiré haciéndolo. Posiblemente con este que traes hoy
    Besos

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    1. Gracias por tus siempre gratos comentarios. ¡Atrévete! Te asomarás a un universo peculiar, raro y fascinante. ¿Qué es la literatura sino una forma de asomarse a nuevos mundos?
      Un abrazo,
      Sonia

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  4. Hola Sonia, me he topado con tu blog y me gustan los libros que traes, así que voy a intentar pasarme más a menudo. Digo intentar porque hay tantos blogs que es difícil dominarlos todos (yo creo que tengo que ir cribando, porque voy encontrando nuevos y perdiendo interés por antiguos...).
    Y comentando lo que hay que comentar, que es esta entrada, pues yo soy de las personas a las que le cuesta mucho comprar cómics. Hace poco que empecé a leerlos y les he cogido el gusto, pero sólo soy capaz de sacarlos de la biblioteca, y en cuanto a comprar de momento me he atrevido sólo con un autor y porque me ha encantado su estilo, que si no...
    Este que traes no lo conocía, pero resulta interesante lo que dices, además, siempre me gusta conocer nuevos y buenos autores españoles, entre otras cosas, porque sé que lo que leo es original (vete a saber lo que cambian en las traducciones...).
    Tengo en cuenta la recomendación; aunque ni este ni "Cenizas" los he visto en el catálogo de mi biblioteca, quien sabe si se me cruzan o los encuentro en otra o me los prestan... O me entero de que hay otra firma como esa, que a esas cosas sí que me cuesta más resistirme.
    Besos.

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    1. Hola Caminante:

      Gracias por hacer de este lugar una parada en tu ruta. Espero que encuentres lecturas y cosas que te puedan interesar, yo también tuve una aproximación titubeante al mundo del cómic (no deja de ser un nuevo lenguaje), tómate tu tiempo y disfruta. Muchas bibliotecas tienen un servicio de peticiones, apúntalo, nada se pierde por intentar, así los usuarios pueden ayudar a construir el catálogo.
      Un abrazo,
      Sonia

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