lunes, 9 de septiembre de 2013

LA PERRA DE ALEJANDRÍA



En la luminosa tarde de primavera en que visité la Feria del Libro todo prometía un solaz tranquilo, hasta las casetas frente a las que se enroscaba una larga cola de lectores para que les firmara su ejemplar un famoso televisivo y maquillado, parecían parte de un decorado feliz, una atmósfera en tonos pastel parecía saturar de oxígeno a la concurrencia que se olvidaba un poco de la crisis y desfilaba con bonitas bolsas de papel llenas de mundos  por descubrir.

Sin embargo, hasta en los universos más idílicos, si se busca, siempre hay una  una puerta a una dimensión más oscura y más secreta, a eones de los dichosos bibliófagos y de los cafés helados con nata montada. Esa puerta está camuflada como una inocente caseta, donde personajes casi siempre ataviados con camisetas que exhiben alguna criatura de belleza gótica, expenden flores envenenadas. Sí señores, la caseta de Valdemar, siempre envuelta en bruma ectoplasmática, frecuentada por damas atildadas que nunca se quitan las gafas de sol y adolescentes anémicos en busca de un trozo perdido de su alma. Allí los cuervos anidan a gusto y las urracas se embriagan de deseo ante el arca del tesoro rebosante.

El magnífico Alfredo Lara, de la librería Opar, que vende, amén de otros sellos, el catálogo completo de Valdemar, oficia como sacerdote de este culto secreto y a veces hace de médium entre el mundo de los editores y el de los lectores. El año pasado me descubrió ese jardín oscuro y sangrante que es La fase del rubí. Este año, quise repetir con Pilar Pedraza y, tras discutirlo un poco nos decidimos por La perra de Alejandría. Alfredo, joya de libreros, me advirtió que aunque era una historia escrita con las virtudes habituales de Pedraza, eran obras muy distintas, que intentara leerla sin hacer comparaciones de antemano. Imposible.

Para empezar, Alejandría, pero no cualquiera, la que nos encontramos es la convulsa metrópoli en plena crisis entre el ocaso de los dioses paganos y el definitivo entronizamiento del cristianismo como religión oficial. El primer vistazo de la urbe se nos ofrece desde un ángulo extraño, casi desde el anverso, es la mirada del filósofo cínico Elpidio, líder de la Secta del Perro, que pregona con el ejemplo una existencia callejera y outsider, un rechazo radical de las normas y las metas socialmente aceptadas. Uno de sus estudiantes y protegidos es el joven príncipe dacio Mihal Gospod, más conocido como Bárbaro, exiliado después que toda su familia fuese depuesta y ejecutada. Será a Bárbaro a quien seguiremos a través de las calles de Alejandría, por sus barrios de tejedores, sus mercados de esclavos, sus orgías báquicas, sus residencias patricias.

En esta ciudad magnífica y terrible vivió en el siglo V la filósofa, matemática y astrónoma Hipatia, de quien Melanta, uno de los personajes principales de la narración, es un trasunto. Un reto complejo enfrentarse a la creación de un personaje a partir una mujer tan brillante, una rareza exquisita en el mundo que era un patrimonio casi del todo vedado a las mujeres. Sale bien librada Pedraza de este brete, nos ofrece algo más que a la vestal de la ciencia que apareció hace un tiempo en la película Ágora, su Melanta una mujer compleja, quien aparte de su dedicación al saber, está sumergida en las luchas por el poder desatadas entre la antigua aristocracia intelectual pagana y los altos dignatarios de la iglesia cristiana. Como iniciada en el culto de Dioniso, Melanta toma partido, aún estando dividida entre el mandanto de la razón y la entrega carnal que el dios demanda: "En suma, Melanta era pusilánime para las cosas del cuerpo, aunque audaz para las del espíritu. Siendo así, quizá no había elegido al dios adecuado para que le sirviera de guía; pero a él,a Dioniso, le encantaba aquella fiel devota. Era él quien la había elegido a ella.". La imagen que nos devuelve de ella Bárbaro, incorporado a su cátedra, es la de una maestra capaz de despertar la sed de conocimiento de sus estudiantes, una presencia radical e inspiradora pero no exenta de debilidades y oscuridades, con una cierta fascinación por la violencia, una fuerza tan extraña a su esencia que tal vez por eso mismo le resultaba hipnótica.


Para algunos estudiosos como Kathleen Wider (Wikipedia dixit), el asesinato de Hipatia, lapidada por una turba cristiana, fue la marca sangrienta que señaló el final de la antiguedad clásica. Nunca sabremos con certeza si fue este crimen el que cambió el carácter y el destino de Alejandría pero sí lo hizo con Bárbaro,  con quien recorremos un camino en el que la realidad se va permeando por incursiones de seres de otros mundos, hasta el delirio de una invasión de zombies emergidos del Hades.

En conjunto, la historia está narrada con destreza pero en algunos momentos hay ciertas caídas del ritmo que posiblemente tienen que ver con que Bárbaro, enfrentado a una realidad que lo rebasa, a veces parece un personaje un tanto pasivo sobre el cual resulta difícil sostener todo el peso de la narración. Los episodios en los que no está ligado a alguno de los más sólidos personajes secundarios resultan algo pesados y yo los leí con más ganas de llegar al final que con disfrute.

Advertencia a lectores sensibles: hay algunas escenas francamente gore, aunque justificadas por el tema y el tono de la narración. Yo ya venía preparada por mi anterior lectura de esta autora pero hay momentos de una crueldad que hace daño, sin embargo, no es gratuita esta crueldad, tiene todo el sentido introducir estos episodios, pues sobre violencia, fe y misterios es que cabalga esta novela en sus mejores momentos.

Esta novela para mí ha sido como uno de esos viajes en tren en los que se pueden contemplar paisajes fascinantes que queremos devorar con la mirada para no olvidarlos y somos como niños con la nariz pegada al cristal, pero que están puntuados de vez en cuando por el tedio de los túneles o las paradas en estaciones anodinas. Lo importante es que en la estación final no lamenté haber iniciado el viaje.

Más información:

Navegando para buscar otras perspectivas, descubrí Rescepto, un interesante blog dedicado a la literatura fantástica con una completa reseña de la novela.
Post Terror made in Spain en la Cara de Milos
Comentario en le blog de Lola Robles que hace énfasis en la lectura feminista de la novela.
Extensa e interesante entrevista a los editores de Valdemar en el blog Fabulantes
La entrada de la Wikipedia Hypatia ofrece una documentación detallada y amena (cosa poco frecuente) sobre su vida.

2 comentarios:

  1. Eres buena detective salvaje.
    En la literatura odia el espectáculo y sigue las buenas lecturas que adentran situaciones simples.Me gustaría tener a mano la obra :(

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    1. Amigo Centeno:
      Los libros de Valdemar se distribuyen en México, igual también llegan hasta tu tierra. Si no, siempre te quedará Amazon.
      Un abrzo,
      Sonia

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